18
2012
Dic
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Enrique Cornejo Empresario y productor teatral En estos momentos mantiene varias obras en escena, como la reciente ‘Testigo de cargo’
Enrique Cornejo (Valladolid, 1941) deberÃa tener un telón a la puerta de su casa, ya que toda su vida la ha dedicado a producir obras teatrales. En la actualidad, su empresa, Iniciativas Teatrales, da trabajo a 107 personas, y tiene en escena obras como ‘Testigo de cargo’ y ‘La cena de los idiotas’ en Madrid, y más en Valladolid, Cartagena. Hablamos con él entre una reunión en la Cámara de Comercio -de la que es miembro de la junta directiva- y otra en la Fundación AXA -es uno de los vocales de su patronato-.
– ¿Lo de empezar como boxeador fue por vocación?
– No, digamos que fue por sentido práctico y, por suerte, contaba con una buena condición fÃsica; con 9 años alcancé un gran nivel en gimnasia -paralelas, anillas.-. Me quedé huérfano a los 17 años -mis padres murieron en el mismo año-, y vi la oportunidad de trabajar en una de las carpas que, en Valladolid, alquilaba don Vicente Gil, el médico de Franco. De los doce meses, tres se dedicaban al boxeo y los otros nueve, al teatro. Asà que tuve claro que esa era una magnÃfica oportunidad.
– Pero está claro que su primer dinero llegó de forma ‘traumática’.
– Bueno, no es para tanto. Llegué a las 27 peleas, pero era una forma de conseguir ingresos: recuerdo que en mi primera pelea gané 300 pesetas. Mi primera obra en la carpa fue ‘La venganza de Don Mendo’.
– Tiene dos referencias en su vida y en su carrera: empezamos por su padre.
– Te puedes imaginar lo que supone el fallecimiento de tus padres cuando eres tan joven, pero es que, además, con mi padre mantenÃa una relación excepcional. Me ha marcado profundamente, y me inculcó la importancia de mantenerte fiel a tus valores a toda costa, a ser caballero en el trabajo y en la vida, a mantener la templanza ante la adversidad. Y me introdujo y me hizo apasionarme por el mundo del teatro.
– Y Tomás Pascual.
– Es otra referencia indiscutible, y su fallecimiento también me marcó mucho. Yo estudiaba Comercio y Marketing. FÃjate, en tiempos en los que la gente te decÃa «¿eso qué es?». Coincidimos en una charla sobre ‘El vendedor silencioso’, es decir, cómo una marca contribuye a vender el producto, y me comentó «¿Quiere usted trabajar conmigo?». Asà lo hice, en un pequeño paréntesis de mi carrera en el teatro. Trabajamos juntos, por ejemplo, en la conversión de las tiendas Spar en autoservicios y supermercados, impartimos decenas de conferencias y charlas sobre formación. Fue apasionante, pero el teatro me seguÃa llamando.
– Como empresario teatral, está acostumbrado a la ‘montaña rusa’ de subidas y bajadas, ¿cómo hace para no marearse? ¿Y cómo vio que su hijo Alain quisiera trabajar con usted?
– He tenido fracasos, obviamente, en tantÃsimos años de carrera (dirÃa que tres de ellos, catastróficos), pero el balance es positivo; tengo amigos en los bancos y confÃan en mÃ. Vivo en la misma casa que hace 45 años y no derrocho el dinero: hay que pagar nóminas, arreglar teatros y, en casa, pintarla cada cierto tiempo, cuidar la biblioteca. En cuanto a mi hijo Alain, su decisión ha supuesto un gran refuerzo para la compañÃa, y nos complementamos perfectamente; él es más audaz e innovador que yo, que soy más clásico.
– ¿Y qué dice del futuro?
– Para mà es un orgullo poder dar trabajo en una profesión que impulsa el teatro, una experiencia enriquecedora, que hay que cuidar. Y que me ha supuesto reconocimientos como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes; la Medalla de Oro de la Diputación de Valladolid, mi tierra; una audiencia de ocho minutos con Juan Pablo II, al que le entregamos la Butaca de Plata. no me puedo quejar. De cara al futuro, seguiré trabajando con entusiasmo para que el teatro sea más fuerte y, desde la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, para fortalecer cada vez más nuestro compromiso con nuestra comunidad, con su modernización y desarrollo.